Oda a sentir.
Oda al sufrimiento.
Oda a los compañeros de cuatro patas.
Oda al amor.
Oda al trueque.
Oda a la vida en compañía.
Oda a las personas migrantes.
Comprender la necesidad.
Identificar la obsesión.
Sanar las heridas.
Observar lo rural.
Constatar el poder.
Valorar lo sencillo.
Descubrir el egoísmo.
Tocar el alma.
Contemplar el paisaje sin más.
Acercar o recordar el vínculo con un animal.
Un temblor de piernas.
Un salto de lágrimas.
Una danza mental.
Un comenzar.
Un tropezar.
Primera despedida.
Segunda.
Tercera.
Y un cierre
agridulce
como la vida
que te hace vibrar
a su son
quieras o no quieras
y te brinda un
rayo de esperanza
si aguardas
a que pasen
las tinieblas.
Mis conclusiones son que huir de algo en lugar de afrontarlo lleva siempre al desastre;
y que transitar las emociones es lo más duro y a la par más bello de la vida.
No he leído el libro pero, enhorabuena a Sara y a Isabel.
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