sábado, 28 de diciembre de 2019

Somos dualidad

Todo se reduce a aceptar
                                        que somos dualidad.

Unos días estás bien,
                                 otros mal.

A ratos hay sonrisas,
                                a ratos sufrimiento.

No puedo controlar mi mundo,
                                                 sí puedo gestionar mi tiempo.

Todo se reduce a aceptar 
                                        que somos dualidad.

                     





No te pierdas ni una tilde de esta letra:

"La diferencia real
Entre el día en el que te sientes capaz
Y ese, en el que te crees que ya no puedes más
Está en cómo te sientes, no está en tu capacidad
Esa la tienes y se mantiene exactamente igual
Dudaron de mí y dudé de mí
Porque creí que ellos sabían cosas que yo no sabía
Hasta que vi, que no tenían ni idea sobre mí
Que, en frente, no se abría un camino, sino mil
Y sonreí, porque entendí
Que ahí adelante no había felicidad esperándome
Tenía que ser yo quien la llevase desde aquí
Desde ahora, desde este mismo instante
Y, olvidarme de que mi autoestima dependa de nadie
Prefiero gustarme a gustarte
Sienta bien decirlo, pero creerlo, de verdad, es aún más grande
No sabes lo que vales hasta que llegan los baches
Aprende de los planes que no salen
Un nuevo yo despierta
Un nuevo yo mejor de lo que era y con más fuerza
Un nuevo yo que acepta que hay metas que le superan
Pero, que ante el problema no se rinde, se reinventa
No se rinde, aunque sí le apetezca
Aunque dude y parezca que no merece la pena
Porque la paz no la regalan, se pelea
Contra los que están fuera, contra tu propia conciencia
Contra limitaciones y carencias autoimpuestas
Un nuevo yo despierta
Cada transformación con más pasión y más cabeza
Más sabio cuanto menos certezas
Cuanto menos se queje y más compromiso le echa
A no esperar la vida ideal e ir a por ella
Así que, si pretendes que me rinda ten en cuenta
Que si hay una promesa que me representa, es esta
Jamás voy a dejar de trabajar por mis ideas
Mi única meta es estar en paz con mi conciencia
Un nuevo yo despierta
El viejo yo sé me quedo pequeño
Crecí lo siento pero ya no quepo ahí dentro
Siempre es un trauma deshacerse de lo viejo
Pero ahí lo dejo y no volveré
No hay marcha atrás en eso de cambiar e ir creciendo
El miedo al que vendrá no va a evitar que lleguen riesgos
La vida es movimiento, o te mueves tú o te mueven ellos
Quiero pensar que puedo gestionar mis tiempos
Debo aceptar mis cambios y sacarles provecho
Debo creerme que crecer es bueno
Que lo sea o no, si soy sincero, es lo de menos
Porque no tengo elección: quiera o no, crezco
Hay luz al final, tras la luz otro túnel
Después más luz, todo es un bucle
Túneles y luces, tramos rectos, cruces, un trago amargo otro dulce
Todo se reduce a aceptar que somos dualidad
Y, hasta que no lo asumes, es normal que te frustres
Toca espabilar, las cosas ocurren
Y ocurren cuando ocurren
Te venga bien, te venga mal,
Te guste o no te guste, ocurren
Pero el barco no se hunde, tú crees que sí porque cruje
Pero sigues aquí porque siempre se abren las nubes
Y no es una frase de una historia, y vacío y cutre
Es una realidad tan cierta como que se sufre
Un nuevo yo despierta
Cada transformación con más pasión y más cabeza
Más sabio cuanto menos certezas
Cuanto menos se quejen y más compromiso le echa
A no esperar la vida ideal e ir a por ella
Así que, si pretendes que me rinda ten en cuenta
Que si hay una promesa que me representa, es esta
Jamás voy a dejar de trabajar por mis ideas
Mi única meta es estar en paz con mi conciencia
Un nuevo yo despierta"

viernes, 13 de diciembre de 2019

Mi gran historia de amor





Te concentras tanto en las películas románticas vendehúmos que te empeñas en desear lo que no has vivido, en anhelar ser lo que nunca has sido, en pedir lo que jamás has querido.

Y durante más años de los que deberían estar permitidos, te vuelves incapaz de ver tu gran historia de amor.

Sin películas, sin fantasías. Tu historia real.

Esa que en una gran fiesta local, puede parar el tiempo a su alrededor. La que puede detener un corazón, volver el frío calor; hacer correr al que yace inerte;  abrazar al pasado en un puente; provocar llanto en un témpano helado; dar un carpetazo al presente.

Esa que en una discoteca, es capaz congelar el reloj. La que es capaz de borrar a cualquiera en torno a dos; entrelazar las manos en un taxi; dejar de estar ausente con volver a verse.

Y ahí estás tú, y ahí estoy yo.

En la pista de baile.

En nuestra propia película.

En nuestro relato de amor, que avergüenza a todo lo que en ficción se inventó.

Y da igual si será eterno; si hoy aún pervive; si ya murió.

Lo importante es su existencia: mi gran historia de amor.

domingo, 8 de diciembre de 2019

La fortuna

La fortuna es una ducha caliente,

un pueblo sin cobertura,

reír sin parar por una reverencia.

Meter los pies en agua fría,

andar hasta que se cansen los gemelos,

conseguir la clave de un Wifi prohibido.

Lograr que un perro asocial pasee junto a otros,

hacer una foto a la partida de parchís que quedó a medias,

contemplar las estrellas.

Prestar tu móvil hasta quedarte sin batería,

uno de tus dos biquinis,

o regalar el precioso palo que encontraste.

Llamar a alguien Achelita, Mandi o Santamaría,

aguantar a una familia que no es la tuya,

comer queso y leche hasta que lo rechace la mente.

La fortuna es

llegar al punto donde te recoge el Blablacar,

llevando a las espaldas a todo tu clan.

La fortuna es

lo que quieres que sea.

El carnicero los jueves,

el panadero a las ocho y a las diez,

lavarse el pelo y no poder secárselo después.

La fortuna.

En soledad y en compañía.

Que la fortuna.

Lo que tienes.

Sea.

Palmeras en la nieve

Te encantaba ir con nosotros al cine. Y a nosotros, ir contigo.

La última película que recuerdo haber visto juntas fue larga. Cuando terminó nos preguntaste qué nos había parecido. A mí me gustó la historia, pero los paisajes y la música me encantaron. Esta última, de hecho, estuve escuchándola un tiempo. Una canción en especial me parecía un canto al universo, al mundo, a la vida, a la imposibilidad, a lo trascendental y al detalle. Todo a la vez. Me parecía tan bella que la reproduje montones de veces. Pero, sinceramente, jamás me recordó a ti.

Ayer, mientras rebuscaba con el mando entre los programas, películas y series grabadas, apareció este largometraje. El último que vimos juntas. Nada más leer el título del filme surgió, de la nada, tu recuerdo. Más vívido que nunca.

Te ví en el cine, sentada a mi lado. Me visualicé oyendo la canción días después, sin acordarme de ti. Y luego, después, tuve que poner la canción y todo aquello pasó a un segundo plano. Mientras sonaba, solo estabas tú.

Ahora, muchos meses después de nuestra última película juntas, escuchar esa canción que sonó en el cine me acerca a ti. Tal vez sea una forma desesperada, incluso absurda, de estar contigo. Pero vuelvo ahí, al asiento del cine, a nuestra última película. Y resuena en mi cabeza:

"Qué blanco es el ayer, qué triste el porvenir... Lleno de preguntas que no llegan a su fin. ¿Quién dirige el aire? ¿Quién rompe las hojas de aquellas palmeras que lloran? ¿Quién teje las redes que les ahogan? Navega en el dolor un barco sin timón llevando los recuerdos de la vida que dejó. El cielo verde y gris, la nieve de marfil, caen sobre el sueño que una vez pudo vivir. Pero, ¿quién dirige el aire? ¿Quién rompe las hojas de aquellas palmeras que lloran?".

La última vez que fuimos al cine en Murcia fue con la tía Lourdes. Tú no pudiste venir, ahí ya estabas muy débil y cansada.Vimos una película sobre Freddie Mercury, Bohemian Rhapsody

Nos preguntaste después de verla, y te contamos un poco, por encima. Poco, porque no queríamos cansarte ni ponerte triste. En tu cara se podía ver que te habría encantado venir.

Siendo totalmente franca, estoy segura de que te habría gustado. Es una historia de vida, de superación personal, de esfuerzo, de talento. La historia de alguien que pasa de ser un bicho raro a un ídolo de masas. Una historia de la imposibilidad absoluta que, de repente, se hace posible.

La imposibilidad. La posibilidad. Esa fina línea que las separa.

Palmeras en la nieve.