domingo, 8 de diciembre de 2019

Palmeras en la nieve

Te encantaba ir con nosotros al cine. Y a nosotros, ir contigo.

La última película que recuerdo haber visto juntas fue larga. Cuando terminó nos preguntaste qué nos había parecido. A mí me gustó la historia, pero los paisajes y la música me encantaron. Esta última, de hecho, estuve escuchándola un tiempo. Una canción en especial me parecía un canto al universo, al mundo, a la vida, a la imposibilidad, a lo trascendental y al detalle. Todo a la vez. Me parecía tan bella que la reproduje montones de veces. Pero, sinceramente, jamás me recordó a ti.

Ayer, mientras rebuscaba con el mando entre los programas, películas y series grabadas, apareció este largometraje. El último que vimos juntas. Nada más leer el título del filme surgió, de la nada, tu recuerdo. Más vívido que nunca.

Te ví en el cine, sentada a mi lado. Me visualicé oyendo la canción días después, sin acordarme de ti. Y luego, después, tuve que poner la canción y todo aquello pasó a un segundo plano. Mientras sonaba, solo estabas tú.

Ahora, muchos meses después de nuestra última película juntas, escuchar esa canción que sonó en el cine me acerca a ti. Tal vez sea una forma desesperada, incluso absurda, de estar contigo. Pero vuelvo ahí, al asiento del cine, a nuestra última película. Y resuena en mi cabeza:

"Qué blanco es el ayer, qué triste el porvenir... Lleno de preguntas que no llegan a su fin. ¿Quién dirige el aire? ¿Quién rompe las hojas de aquellas palmeras que lloran? ¿Quién teje las redes que les ahogan? Navega en el dolor un barco sin timón llevando los recuerdos de la vida que dejó. El cielo verde y gris, la nieve de marfil, caen sobre el sueño que una vez pudo vivir. Pero, ¿quién dirige el aire? ¿Quién rompe las hojas de aquellas palmeras que lloran?".

La última vez que fuimos al cine en Murcia fue con la tía Lourdes. Tú no pudiste venir, ahí ya estabas muy débil y cansada.Vimos una película sobre Freddie Mercury, Bohemian Rhapsody

Nos preguntaste después de verla, y te contamos un poco, por encima. Poco, porque no queríamos cansarte ni ponerte triste. En tu cara se podía ver que te habría encantado venir.

Siendo totalmente franca, estoy segura de que te habría gustado. Es una historia de vida, de superación personal, de esfuerzo, de talento. La historia de alguien que pasa de ser un bicho raro a un ídolo de masas. Una historia de la imposibilidad absoluta que, de repente, se hace posible.

La imposibilidad. La posibilidad. Esa fina línea que las separa.

Palmeras en la nieve.








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