De verdad, que te entiendo.
Me ha costado años entenderte,
constatar que ese lugar que otro ocupaba
respecto a mí,
ahora lo ocupo yo,
respecto de ti.
No pasa nada, que te entiendo,
si yo no soy quien para obligarte
a nada para conmigo.
De hecho, nadie lo es.
Pero ese empeño de otro hacia mí,
que jamás comprendí,
del que hasta dudé
por considerarlo una obsesión,
esa fuerza arrolladora del amor,
de que nada importa,
de que el esfuerzo lo cambiará todo,
ahora la tengo yo contigo.
Y ya es hora de relajar.
Quien sabe si, de repente,
algún día,
tal vez,
las cosas entre
tú y yo
o
las cosas entre
yo y él,
serán distintas.
Por el momento,
te entiendo,
mi amor,
te entiendo.
Siendo igualmente cierto
que al entenderte a ti,
he comenzado a entenderme a mí
y a saber que necesito reciprocidad
y que no podré ser contigo
aquel que él fue conmigo
por mucho más tiempo.
Entiéndeme
tú
ahora.