jueves, 30 de enero de 2020

martes, 28 de enero de 2020

Aprender sí, martirizarse no

Si de aquello que no has hecho,

surge un remordimiento,

frena.

No te martirices.

Aprende.

Confía.

Y basta.



domingo, 26 de enero de 2020

Una vida

Una vida para enfadarte.

Una vida para competir.

Una vida para compararte.

Una vida para criticar.

Una vida para discutir.

Una vida para llorar.

Una vida para frustrarte.

Una vida para martirizarte.

Una vida para obligarte.

Una vida para ser libre.

Una vida para aprender.

Una vida para soñar.

Una vida para reír.

Una vida para pacificar.

Una vida para alabar.

Una vida para quererte.

Una vida para superarte.

Una vida para quitarle hierro a las cosas.

Una vida.

Una vida que se acaba. Cada día un poco, o un mucho, o del todo.

No sabemos.

Una vida que es tan vida que de repente deja de serlo.

Incluso cuando eras el ejemplo de vida de una canción que habla sobre el destino.

Sobre lo irreparable.

Sobre la muerte.

Sobre la vida.

Con ella te conocí, Kobe Bryant, y con ella te despido.


jueves, 23 de enero de 2020

Compito conmigo misma

No compito contigo. Ni con ella. Ni con la otra. Ni con aquella de allí. Ni con la del otro lado de la barra. Ni con él. Ni con el otro. Ni con aquel. Ni con el del otro lado de la barra.

Me niego.

Compito conmigo.

Compito con mi yo perezosa.

Compito con mi yo peleona.

Compito con mi yo crítica.

Compito con mi yo cotilla.

Compito con mi yo procrastinadora.

Compito con mi yo deportista.

Compito con mi yo adicta a las redes sociales.

Compito con mi yo cabrón.

Compito con mi yo de autoestima tímido.

Compito con mi yo con síndrome de Diógenes.

Compito con mi yo miedosa.

Compito con mi yo insegura.

Compito con mi yo cobarde.

Compito para ser mejor.

Con todas mis yo.

Para superarme cada día.

Compito.

Y, mientras compito conmigo, trataré de mimarme como nunca antes.

Hasta el punto de que si quieres que compita con alguien que no sea yo, o si osas compararme con otra persona... tarde exactamente una milésima en reírme. O seis segundos en mandarte a la mierda.

martes, 14 de enero de 2020

Muchas luces apagadas

Hoy, mientras me peleaba con el ordenador, miré por la ventana hacia la plaza y me dí cuenta de algo: a las 21:00 horas, en un edificio enorme y repleto de gente, sin un solo piso para alquilar, apenas había luces encendidas.

¿Dónde estarán esas personas que no tienen luz en casa? Pensé.

Ojalá, bien. Ojalá divirtiéndose. Ojalá tomando algo. Ojalá haciendo deporte. Ojalá siendo felices.

Y luego tomé aire y entendí que, seguramente, no era así.

Que estarían trabajando, o haciendo la compra, o volviendo de un viaje.

Como si alguien hubiera encendido una luz, ví un símil con respecto a la vida.

En ella habrá muchas luces que se nos apaguen un rato, y otras que lo hagan para siempre.

A veces, casi todas estarán apagadas.

La mayoría no sabremos ni por qué.

Pero siempre, siempre, habrá alguna encendida. Alguien cocinando, alguien dándose un baño, alguien cepillándose el pelo, alguien leyendo, alguien hablando por teléfono,...

Y para cuando no la haya, alguien llegará a casa en algún momento y la iluminará. Aunque sea, como en el caso de hoy, a las tantas de la noche.

Cuando ya hayamos perdido la esperanza. Cuando ya, creamos, no vaya a prenderse ni la mecha de una vela.

miércoles, 8 de enero de 2020

La magia

Cuando dejas de obsesionarte.

Cuando dejas de forzar.

Ahí.

Ahí es.

Ahí es cuando.

La magia.

Sucede.

viernes, 3 de enero de 2020

No te odio

No te odio porque hayas dejado de ser Christina Yang, o Meredith Grey, o un poco de las dos.

No te odio porque con el tiempo empezase a medir mis palabras contigo.

No te odio porque creyese que provocaste este final.

No te odio.

No te odio porque antes te quise como nunca quise en una amistad.

Tanto como para perder a otra amiga por ti,

tanto como para defenderte ante cualquiera,

tanto como para oírte en bucle durante horas,

tanto como para aceptar un trabajo solo por beneficiarte,

tanto como para tratar de abrirte más mundos,

tanto como para buscar por cielo y tierra un juguete de tu infancia.

No te odio pese a lo que me dijiste,

no te odio pese a lo que sentí.

No te odio.

No te odio porque en algún punto esto fue único e irrepetible.

No te odio porque no quiero odiarte.

No te odio.

No te odio porque yo tuve responsabilidad.

Tanta como para dejar que una amiga primase por encima de otra,

tanta como para idealizarte y no querer ver tus defectos,

tanta como para retroalimentarme con tus bucles,

tanta como para responsabilizarme de tu éxito laboral,

tanta como para cargarme con tu apertura al exterior,

tanta como para convertirme en alguien predecible para ti.

No te odio.

En una historia siempre hay dos versiones.

La mía empieza hoy.

No ayer que echaba pestes de ti.

No mañana que tal vez te eche en falta.

Hoy.

Con algo de perspectiva tras la tormenta.

Te lo afirmo, no te odio.

Actualización 08/01/2020: Pero esto es lo último que te dedico.

Gracias por lo vivido.

Yo sí lo sentí así.

Y te estoy muy agradecida por ello.








Sin miedo llegaremos a tiempo





La puntuación, a tiempo

Tu gran historia de amor.

Tu gran historia, de amor. 

Tú: gran historia de amor. 

Tú. Gran historia. De amor.

Me quedo con la última:)

La respuesta estaba en mi... cuarto


3 de enero

"Hay una razón por la que dije que sería feliz sola.
No fue porque creyera que sería feliz sola,
sino porque creía que si amaba a alguien y salía mal,
no lo superaría.
Es más fácil estar solo porque...
¿y si te das cuenta de que necesitas amor y no lo tienes?
¿y si te gusta y dependes de él?
¿y si construyes tu vida en torno a él y luego todo se desmorona?

¿Se puede sobrevivir a ese dolor?

Perder el amor es como sufrir daños en un órgano, es como morir.
La única diferencia es que la muerte acaba.
Esto puede continuar para siempre".




"El truco está en hurgar en la herida hasta encontrar la verdadera causa del dolor.
Y cuando la encuentras, hay que dejarse la piel hasta curarlo".


Hoy es un día importante. Es un día de oportunidad, de opción de cambio, de logros aspiracionales.
Es un día de superación, de quererse, de medir la independencia.
Es un día de deconstrucción.
A ver qué tal se da...