martes, 23 de febrero de 2021

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 Jamás la violencia paró a la violencia.

 Nunca el odio logró reducir al odio.

 Tampoco la venganza curó a la sed de la misma.


 Seguimos empeñados en que las soluciones

 son distintas al perdón, el diálogo, la empatía, la justicia,

 pero sobre, todo, diferentes al amor en todas sus formas.


 No, no y no.


 Para que haya paz, educación en todo lo anterior.


 Para que haya paz, que no haya una sola desgracia

 fruto de una decisión consciente y mezquina

 que no pueda atribuirse y tratarse como psicopatía;

 y que el máximo posible, así en plural,

 válgame el deseo por no ser este normal,

 sean provocadas por un desastre natural.


 Eso significará que hemos aprendido,

 no solo a amar,

 no solo a comprender al otro como un yo exactamente igual,

 sino también a vivir como personas humanas

 y, lo más importante,

 a abanderar el derecho a la vida de las demás.

 




 

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