sábado, 7 de diciembre de 2024

Marzo, día 1 (2023)

 Bus.

 Hombre con novia.

 La besa mientras mira a otra mujer.

 Ella no se da cuenta.

 La abraza mientras mira a otra mujer.

 Ella no se da cuenta.

 Le habla y, mientras se rasca la frente, busca con la mirada a la otra mujer.


 La mujer, enfrente.

 Atenta a la pantalla que se encuentra justo encima de la pareja.

 Siente hasta tres veces esa mirada que se posa en ella, y mira.

 Luego se siente mal por la novia, y piensa: ¿Por qué?

 Si yo no hubiera sentido que alguien me observaba, no habría mirado.

 Quien debe sentirse mal es él.

 Cuando siente otra vez la mirada, lo ignora.

 Y se baja en su parada.

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 Calle.

 Una familia compuesta por la madre, el padre y dos niños pequeños.

 La mujer empuja el cochecito, delante, hastiada.

 Dice en voz alta que desea llegar ya a donde quiera que vayan.

 Él va por detrás, vigilando a los pequeños.

 Uno lleva una bici minúscula y otro una especie de trasto del que tira.

 Son muy graciosos y van balbuceando cosas entre "papi" y "mami".

 Adelantan a una chica que está paseando a su perro, el cual ahora está sentado.

 Descansa cada poco para poder continuar, porque tiene ya quince años.

 Como ella tiene que ayudarle a levantarse y caminar, tirando de un arnés,

 se agacha.

 En ese momento ve que el padre se ha girado, dando la espalda a la madre y, mientras les habla a los

 niños, la mira a ella.

 Estará mirando al perro - piensa. 

 El perro, cojeando, gira 180 grados y se pone a oler un alcorque dando la espalda a todos.

 Mientras tanto, uno de los niños se tropieza y cae al suelo. 

 El padre va a socorrerlo y, teniendo al niño justo debajo, mientras le habla, la observa de nuevo a ella.

 Pero, ¿qué asquerosidad es esta? - piensa la chica del perro.

 La mujer ha debido darse cuenta. También se ha girado hacia atrás y, con los brazos en jarras, 

 le dice al marido:

 "O vamos más rápido o llevas tú el carro".

 La chica se siente mal por ella, pero se promete algo a sí misma.

 Acto seguido, el individuo recoge algo del suelo y nota cómo le vuelve a clavar la mirada.

"Ya voy", le dice a la mujer.

La chica solo puede sentir dos cosas, aunque no sabe por qué: una es asco y, la otra, vergüenza.

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 La mujer y la chica de las dos historias son la misma persona.

 Se promete que jamás tolerará esto.

 Que nunca lo justificará.

 Que le parece una falta de respeto a la pareja,

 y una posibilidad de violentar a otras personas.

 Que no va con ella.

 Que si hace falta se divorcia,

 si no lo ha visto antes,

 o si lo ha visto y no cambia,

 o si surge después.

 Le da igual.

 No va a faltar(se) a su palabra.

 Y tarde o temprano, 

 si ha de hacer algo,

 lo hará.


 


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