Bus.
Hombre con novia.
La besa mientras mira a otra mujer.
Ella no se da cuenta.
La abraza mientras mira a otra mujer.
Ella no se da cuenta.
Le habla y, mientras se rasca la frente, busca con la mirada a la otra mujer.
La mujer, enfrente.
Atenta a la pantalla que se encuentra justo encima de la pareja.
Siente hasta tres veces esa mirada que se posa en ella, y mira.
Luego se siente mal por la novia, y piensa: ¿Por qué?
Si yo no hubiera sentido que alguien me observaba, no habría mirado.
Quien debe sentirse mal es él.
Cuando siente otra vez la mirada, lo ignora.
Y se baja en su parada.
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Calle.
Una familia compuesta por la madre, el padre y dos niños pequeños.
La mujer empuja el cochecito, delante, hastiada.
Dice en voz alta que desea llegar ya a donde quiera que vayan.
Él va por detrás, vigilando a los pequeños.
Uno lleva una bici minúscula y otro una especie de trasto del que tira.
Son muy graciosos y van balbuceando cosas entre "papi" y "mami".
Adelantan a una chica que está paseando a su perro, el cual ahora está sentado.
Descansa cada poco para poder continuar, porque tiene ya quince años.
Como ella tiene que ayudarle a levantarse y caminar, tirando de un arnés,
se agacha.
En ese momento ve que el padre se ha girado, dando la espalda a la madre y, mientras les habla a los
niños, la mira a ella.
Estará mirando al perro - piensa.
El perro, cojeando, gira 180 grados y se pone a oler un alcorque dando la espalda a todos.
Mientras tanto, uno de los niños se tropieza y cae al suelo.
El padre va a socorrerlo y, teniendo al niño justo debajo, mientras le habla, la observa de nuevo a ella.
Pero, ¿qué asquerosidad es esta? - piensa la chica del perro.
La mujer ha debido darse cuenta. También se ha girado hacia atrás y, con los brazos en jarras,
le dice al marido:
"O vamos más rápido o llevas tú el carro".
La chica se siente mal por ella, pero se promete algo a sí misma.
Acto seguido, el individuo recoge algo del suelo y nota cómo le vuelve a clavar la mirada.
"Ya voy", le dice a la mujer.
La chica solo puede sentir dos cosas, aunque no sabe por qué: una es asco y, la otra, vergüenza.
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La mujer y la chica de las dos historias son la misma persona.
Se promete que jamás tolerará esto.
Que nunca lo justificará.
Que le parece una falta de respeto a la pareja,
y una posibilidad de violentar a otras personas.
Que no va con ella.
Que si hace falta se divorcia,
si no lo ha visto antes,
o si lo ha visto y no cambia,
o si surge después.
Le da igual.
No va a faltar(se) a su palabra.
Y tarde o temprano,
si ha de hacer algo,
lo hará.
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