Hacía tiempo que una serie no me inspiraba así.
No de este modo.
Sensibilidad y dureza, a la par.
Me hace pensar en cómo puedo educar, si tengo hijxs, o en cómo puedo contribuir,
con mis sobrinxs, para que actúen con justicia, no sientan vergüenza para reconocer
lo que quieren o les gusta y, por supuesto, no hagan daño.
Sobre todo, en esa etapa en la que el cuerpo cambia y crece, la mente se dispersa,
y parecemos no encajar
en ninguna parte, como mínimo, a ratos.
Que sean capaces de decir: "Esta noche, no. Estás pedo".
Que les dé igual reconocer qué o a quién aman,
qué o quién les apasiona, y planten cara a quien sea
si les ridiculizan o maltratan a sí mismxs y a sus pasiones,
a sí mismxs o a quienes aman.
Que tengan suficiente autoestima, pensamiento crítico,
y valores como para que su sola persona, sus sentimientos
y su opinión les baste, y la hagan valer en cualquier parte.
Que lo que opine el resto sobre sus preferencias les afecte nada, o lo mínimo.
Y todo ello, especialmente, en la etapa más convulsa, socialmente dependiente,
cambiante y chisporroteante de sus vidas: la adolescencia y la juventud.
Si puedo conseguir eso
-si podemos lograr eso-
la conquista es infinita.
Recomendación a partir de los 15/16 años: los tres/cuatro primeros capítulos de 'Normal people'-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario