sábado, 22 de agosto de 2020

Amar (se)

Cuando te concentras en el amor que sientes por alguien,

pero de verdad, todo lo demás desaparece.

Aunque sea por unos instantes,

eres capaz de ver la esencia de esa persona,

y sonríes, aunque sea mirando su foto.

Incluso cuando amarle duele,

y te resquebraja a ratos,

porque no sabes amar,

o porque quieres que sea alguien que nunca será.

Aun si sabes que es imposible,

que tú y esa persona seáis compatibles,

esa sonrisa permanece,

y que no esté en tu vida (cerca o lejos) no es opción.

Durante unas milésimas de segundo deseas,

como si de un milagro se tratara,

que sea feliz, a pesar de ti

y aunque no sea contigo.

Los celos huyen despavoridos,

la frustración se larga por la puerta trasera,

el dolor se desvanece en su propia sombra,

el enfado se engulle a sí mismo,

y tú solo quieres, en esas milésimas, una cosa:

conservar esa risa.

A pesar de tu sufrimiento.

Y es precioso,

pero no puede ser.

Amar también es amarse.

Y una persona que ama,

ha de buscar la manera,

de equilibrar

lo que siente y lo que necesita.

Porque no siempre coinciden,

no se dan la mano 

aunque exista un amor eterno

y un fuego increíble entre dos almas.

Te perdono,

por todo lo que he sufrido,

por tu culpa

pero sin tu dolo.

Me perdono,

por todo lo que he sufrido,

por mi dolo,

pero sin mi culpa.

Y desde ahora, desde hoy mismo,

haré todo lo posible por mantener ese equilibrio,

contigo, en parte o en todo,

contigo, cerca o lejos,

pero definitivamente,

conmigo.








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