Hace 25 años nuestros padres me hicieron un regalo eterno.
Digo 'me', pero en realidad es más bien 'nos'. Concretamente al mundo entero, incluyéndoles.
Escribo 'eterno', aunque es también 'in(con)mensurable'. No existe unidad de medida posible.
Eres tanto; eres tan to(do).
Mejores amigas se queda muy corto.
Como ya sabes, nunca fuiste la tercera o la hermana pequeña.
La cigüeña de Cáceres hizo, en parte, lo que le dio la gana.
Y apareciste tú superando las expectativas.
Sustituyendo al astro rey.
Hoy celebramos que sigues alumbrándonos y dándonos la vida, un cuarto de siglo después.
Te lo pido egoístamente y por favor:
no te apagues nunca, sol.
"Te mereces todo, todo, todo te mereces.
No una sola sino varias veces.
(...)
Porque cambiaste el mundo a mi alrededor cuando te vi;
sin dudar la flor más bonita que ha llegado a mi jardín".
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