miércoles, 14 de febrero de 2024

Joder, A*****

 Me lo repito y vuelvo a caer en lo mismo.

 Una y otra vez.

 Tú no puedes hacerte responsable de la gente

 que no tiene pareja,

 que no tiene madre,

 que no tiene ganas de vivir...

 Tampoco eres culpable de lo que

 otras personas reflejen en tu existencia,

 o cómo se sientan cuando tratas de pensar en ti,

 lo cual intentas aprender después de 34 años.

 Me lo repito.

 Vuelvo a caer en lo mismo.

 Vuelve a dolerme

 algún punto del cuerpo que no distingo

 si es estómago, riñón, ovario o que sé yo.

 Me lo repito.

 Vuelvo a caer en lo mismo.

 Decido que voy a tratar de ser honesta conmigo

 pensando en el resto a la vez,

 y que si me siento mal después,

 seré sincera con quien sea

 y le diré:

 "Lo siento mucho.

 Perdón si te hice sentir mal;

 me equivoqué".

 Entonces me doy cuenta

 de que,

 de nuevo,

 he vuelto a caer.

 Y me encuentro dándole vueltas

 a que el fin de semana hubo aquí una visita,

 y por cansancio, desgana, 

 pérdida de tiempo acumulada,

 desorganización, desidia y un poco de falta

 de saber decir que no, no le dediqué

 suficiente tiempo a él.

 El domingo se iba pronto,

 y me sentí muy mal, joder.

 Qué puta manía.

 Que vuelvo a caer.

 ¿Es eso lo que me fastidia

 o es que hay algo que me jode

 en la falta de planificación

 y en la poca productividad 

 durante la semana

 que me llevó a estar así

 en viernes y sábado?

 Tal vez.

 Lo retomaré.

 Respiro hondo.

 Solo hay dos frases que me tranquilizan

 en este punto.

 La primera es que somos una mera anécdota

 en la vida de los demás.

 La segunda es que, 

 si pienso que hacerlo peor es imposible

 (boicoteando al máximo a mi ser)

 indudablemente solo existe una opción:

 lo haré mejor la próxima vez.




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