El anillo no es el problema.
Nunca lo fue, en realidad.
Solo es un síntoma.
Lo que importa es que yo no pongo límites -incluso aquellos que siempre renegué sobrepasar- porque es contigo.
Y si en tu caso no va a ser así, creo, sinceramente, que no podré.
Ni sin anillo.
Ni con él.
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