miércoles, 20 de octubre de 2021

Post de 8 de septiembre de 2021

32. Y no voy a cambiar las velas de orden.

A lo mejor lo hago si llegan los 34, quién sabe.

Pero, desde luego, no deseo cambiar nada más. Toda la gente que me rodea, toda, merece la alegría y merece la pena (aunque de esta última ojalá haya poco o nada).

Cada año, además, la vida me cruza con nuevas personas maravillosas, o tengo la oportunidad de conocer mejor a otras tantas con las que antes apenas trataba.

Lo cierto es que tengo infinita suerte con mis seres queridos, por lo que hace ya un tiempo y pese a que en ocasiones tenga que recordármelo a mí misma, me propuse demostrárselo a los mismos.

Como dice mi padrina: "Las cosas se hacen y se dicen en vida, no tras la muerte".

En cualquier caso, si hay cielo, allí tengo muchas almas a las que rendir pleitesía.

Y, si no lo hay, pues también, porque siguen estando en mí. De hecho, algunas tenían tanto ánimo para continuar que tuvieron que arrancarlas de la tierra.

Por ello y para mí, el mejor homenaje y el mayor agradecimiento -si no hay otro impedimento- son las ganas de vivir.

Por eso, para honrar a viv@s
y a muert@s, pienso seguir.

PD: El día empezó con sorpresas de las que te quitan el aliento, siguió con otras que te matan de la risa y terminó con una tarta de las que se va a tomar por mundo en cuanto le soplas un poco.

PD2: Gracias por las llamadas, mensajes, audios, dedicatorias públicas y privadas, regalos y tartas. Y si alguien estaba de corazón pero no llegó a tiempo, gracias también. Lo que cuenta, siempre, siempre, siempre, es la intención.

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