Hay muchas formas de que alguien te empatice contigo
pero la más efectiva
es que lo viva como tú:
en carne propia.
Hay muchas formas de que alguien te empatice contigo
pero la más efectiva
es que lo viva como tú:
en carne propia.
¿Y qué coño haces pendiente de la vida de alguien que no eres tú?
¿Qué cojones analizas de una vida que no es la tuya?
¿Qué narices quieres controlar que no seas tú misma, tus hábitos y tus decisiones?
Repetimos canción, y qué más da:
"Descubro que, para seguir enamorado, cada uno debe tener una parte inasequible".
"El error está en desear una vida inmóvil. Deseamos que el tiempo se detenga, que el amor sea eterno, que nada muera jamás, para acomodarnos a una perpetua infancia mimada. Levantamos muros para protegernos, pero son esos mismos muros los que un día se convierten en cárcel".
Jajaja. Me chifla esta frase y creo que es un poco lo que intenta transmitir Shaki en este vídeo.
te hace valorar el hecho de no estarlo.
Qué irónica es la vida
y qué rápido olvidamos.
Para algo escribo esto:
para recordarlo.
¿Cómo coño vamos a sobrevivir
si cuando tengamos que ser independientes
dependeremos de la electricidad
porque todo está pensado para ella
y a nadie
se le
enciende
LA LUZ?
En cuanto salga del encierro,
se acabó
la moviladicción.
Podrán entonces
pasar horas y horas
sin que mire la pantalla chica
sin contemplación.
Hay un vídeo por ahí que dice que la mujer en sus relaciones amorosas tiene que ser egoísta para, así,
salvaguardarse a sí misma y a su relación, pues si su felicidad es lo primero hará de todo por ella y, por
ende, se cuidará a sí misma y a su relación.
También dice que si antepone su relación o su pareja a todo, está condenada a ser infeliz consigo
misma y con su relación.
A ver si lo encuentro.
Ni confirmo ni desmiento.
No me pronuncio al respecto.
Hay un virus que puede demostrarte,
que errabas.
En tu percepción, en tu juicio y en tu sentencia,
y cuánto.
Cuando la soledad y el aislamiento se ven de cerca,
la cosa cambia.
Y deseas no haber sido pretenciosa, ni criticona, ni categórica.
Pero lo fuiste.
No hay marcha atrás.
Tal vez en otra ocasión -esperas- no lo serás.
Reconozco que,
de no haber aparecido tú,
yo no sería quien
soy ahora.
Así que, no,
no voy a abrazarte ni a desearte,
porque a tanto no llego
pero, a lo mejor, luego,
miro hacia atrás y,
observándote de lejos,
inclino mi sombrero.
-Oda a un problema.
En un día que descuides tu relación
el cuento puede cambiar de príncipe.
Esto no es Disney.
"Que yo te quiero pero es que yo me quiero más a mí".
La canción no es nada espectacular pero la frase es genial.
Aquí la dejo.
Deja de esperar.
Deja de imaginar.
Deja de observar.
Deja de juzgar.
Siempre esperando.
Siempre imaginando.
Siempre observando.
Siempre juzgando.
Empieza a sentir,
pero de verdad,
con los cinco sentidos:
todo el arcoíris de colores,
todo el menú de sabores,
toda la variedad de olores,
todo el abanico de tactos,
toda la multitud de sonidos.
Abandónate al placer
o simplemente
abandónate a la vida
en todo su esplendor.
Con eso vale.
Qué preciosidad de canción y de vídeo.
Será que el virus Covid me tiene sensible a tope.
Quizás hasta la repito, pero me da igual.
De nadie.
No permitas que nadie te robe tu felicidad.
Ni tu autoestima.
Ni tu independencia.
No es un consejo, es una orden.
Siempre que te ames y te trabajes
tus manías, tus defectos, tus objetivos y tu independencia,
habrá trenes a los que subirte.
Siempre.
Nunca. Ni se te ocurra.
Renunciar a la infancia que aún vive en ti,
esa que ha logrado sobreponerse a tus tempestades,
encontrar sustento y cohabitar con tu basura,
significaría perderte en un hoyo profundo
del que, muy probablemente,
no regresarás jamás.
Así que alimenta a ese niño cada vez que puedas,
no le des de lado ni permitas que nadie lo haga.
Solo te puedo asegurar una cosa
y es que no te arrepentirás.
Las personas más felices que conozco,
llevan dentro un niño de hasta doce años de edad.
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Pixabay/Pezibear |