Deja de esperar.
Deja de imaginar.
Deja de observar.
Deja de juzgar.
Siempre esperando.
Siempre imaginando.
Siempre observando.
Siempre juzgando.
Empieza a sentir,
pero de verdad,
con los cinco sentidos:
todo el arcoíris de colores,
todo el menú de sabores,
toda la variedad de olores,
todo el abanico de tactos,
toda la multitud de sonidos.
Abandónate al placer
o simplemente
abandónate a la vida
en todo su esplendor.
Con eso vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario