"Otra vez con el móvil. Se lo voy a decir".
Pareciera que sería al revés, pero era una niña de unos tres o cuatro años echando la bronca a su padre.
"Pero cariño, solo lo he mirado una vez...", le respondía él.
"Una y dos más antes. Y antes en el semáforo también", le espetaba ella.
Yo no daba crédito.
¿Cuándo nos quedamos así de zumbados?
Los adultos, digo.
La niña era otro rollo.
De hecho,
ojalá no cambie jamás
esa niña que reñía a su papá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario